El grupo Avatar de la PUCP fue invitado este año al Ciber Carnaval de Nice-Francia 2012
desarrollado este año en el mundo virtual Second Life. El tema este año fueron los deportes. Una integrante de la Universidad de Lima de la facultad de Comunicaciones Zet Avril (aka Marita Tovar) y también integrante del grupo Avatar, fue el nexo entre el artista Patrick Moya y el Péru (ver al avatar que toca la zampoña en plena representación de la plaza Massena en Second Life ;D )
"El Carnaval es el evento cultural más popular que puede conocer un país"
Jorge Amado
Con algunos conceptos vertidos por el Dr. Alejandro
Grimson en una clase de la Diplomatura de Ciencias Sociales de Flacso, titulada
“El culturalismo como cultura política”, trataremos de acercarnos a las razones que nos inducen en Second Life a sentirnos “parte” de la cultura del mundo, a
compartir como lo más natural, encuentros, festejos, eventos, paseos, y por estos
días, el CARNAVAL.
Cultura e identidad fueron conceptos construidos
por las ciencias sociales y las humanidades no sólo para comprender mejor el
mundo, sino para apuntalar sus posibilidades y dinámicas de respeto a la
diversidad, de diálogo en la pluralidad. Sin embargo, en la actualidad están
siendo utilizados en términos políticos con la intención de producir el efecto
contrario, mostrando a un mundo que estaría dividido en dos partes
inconmensurables, por una barrera infranqueable.
Cuando se afirma que "el islam" y "occidente" son dos cosmovisiones opuestas que no pueden comprenderse mutuamente y convivir se desarrolla, ya sea desde un lado o desde ambos lados, un fundamentalismo cultural. Estas retóricas políticas de la cultura son utilizadas para afirmar de modo fundamentalista sus diferencias y sus contrastes. Por ello mismo ambas argumentaciones se inscriben, en este aspecto, en una misma lógica, en una concepción similar de la acción política y de la construcción de sus alteridades. En fin, ambos pertenecen en esa dimensión, a una misma cultura política.
Este fundamentalismo culturalista puede encontrarse en los enfrentamientos en Medio Oriente, en las retóricas bélicas de las grandes potencias mundiales, en muchas de las luchas de la Europa del este; u hoy las formas discursivas de la exclusión en Europa, especialmente la forma de la discriminación hacia los inmigrantes. Hoy, el fundamentalismo cultural invoca una concepción de la cultura inspirada tanto en la tradición universalista de la Ilustración, como en el romanticismo alemán que caracterizó casi todo el debate nacionalista del siglo XIX, y es a través de esa concepción de cultura que "la opinión ciudadana europea culpa cada vez más a los inmigrantes, que no tienen 'nuestra' moral y 'nuestros' valores culturales, de todas las desgracias socio-económicas producto de la recesión y de los reajustes capitalistas. (...)
En otras palabras, el 'problema' no somos 'nosotros', sino 'ellos'. 'Nosotros' simbolizamos la buena vida que 'ellos' amenazan con socavar, y esto se debe a que 'ellos' son extranjeros y culturalmente 'diferentes'". Este vínculo, entre cultura y economía, implica que es cada vez más común que allí donde existen malestares asociados con los intereses aparezca un discurso culturalista.
Si consideramos que al menos algunos de los grupos excluidos, tanto de inmigrantes dentro de los países centrales como países enteros en el sistema mundial, utilizan también una retórica culturalista como justificación de la legitimidad de sus reclamos y de su acción política, nos enfrentamos a un dilema teórico y ético-político.
Desarrollos teóricos recientes de la antropología (Ortner[1]), permiten comprender que la cultura se encuentra en la base de las relaciones y los conflictos en un sentido diferente. Las relaciones y las disputas no son necesariamente entre dos culturas, sino que existe una cultura del vínculo. "Cultura" no sirve para identificar grupos más o menos diferentes, sino para comprender los patrones de interlocución entre esos grupos. Hay diferentes culturas del diálogo y de la guerra, del enfrentamiento y de las alianzas. Diferentes actores que participan de una disputa pueden insertar sus acciones en una lógica compartida y, en ese sentido, pueden pertenecer al menos parcialmente a mundos imaginativos similares.
En este sentido, cultura no sólo sirve para contrastar, sino también para intentar vislumbrar si hay algo compartido entre actores aparentemente tan disímiles, que afirman diferencias de identidad con sus contrincantes y que, como sucede en varias guerras contemporáneas, reclaman que un abismo cultural los separa de manera irreductible. Cultura no sólo incluye la dimensión donde es posible establecer aspectos similares y diferentes entre grupos, sino también la dimensión donde es posible analizar los modos en que esos grupos hablan y actúan sus diferencias reales o imaginadas.
Ante escenarios dominados por fundamentalismos culturalistas el concepto de "cultura" debe servir para desmontar el supuesto de que realmente se trata de identidades que representan culturas radicalmente distintas. Por supuesto que hay diferencias culturales. Pero: 1) esas diferencias no son naturales; 2) son parte de la diversidad humana; 3) si fueran estudiadas y comprendidas, quizás podríamos visualizar que son menos "abismales" de lo que parecen a primera vista; 4) son diferencias entre actores que pertenecen al mismo mundo, que se insertan dentro de lógicas relativamente compartidas.
Carnaval de Niza & Carnaval Andino
Cuando se afirma que "el islam" y "occidente" son dos cosmovisiones opuestas que no pueden comprenderse mutuamente y convivir se desarrolla, ya sea desde un lado o desde ambos lados, un fundamentalismo cultural. Estas retóricas políticas de la cultura son utilizadas para afirmar de modo fundamentalista sus diferencias y sus contrastes. Por ello mismo ambas argumentaciones se inscriben, en este aspecto, en una misma lógica, en una concepción similar de la acción política y de la construcción de sus alteridades. En fin, ambos pertenecen en esa dimensión, a una misma cultura política.
Este fundamentalismo culturalista puede encontrarse en los enfrentamientos en Medio Oriente, en las retóricas bélicas de las grandes potencias mundiales, en muchas de las luchas de la Europa del este; u hoy las formas discursivas de la exclusión en Europa, especialmente la forma de la discriminación hacia los inmigrantes. Hoy, el fundamentalismo cultural invoca una concepción de la cultura inspirada tanto en la tradición universalista de la Ilustración, como en el romanticismo alemán que caracterizó casi todo el debate nacionalista del siglo XIX, y es a través de esa concepción de cultura que "la opinión ciudadana europea culpa cada vez más a los inmigrantes, que no tienen 'nuestra' moral y 'nuestros' valores culturales, de todas las desgracias socio-económicas producto de la recesión y de los reajustes capitalistas. (...)
En otras palabras, el 'problema' no somos 'nosotros', sino 'ellos'. 'Nosotros' simbolizamos la buena vida que 'ellos' amenazan con socavar, y esto se debe a que 'ellos' son extranjeros y culturalmente 'diferentes'". Este vínculo, entre cultura y economía, implica que es cada vez más común que allí donde existen malestares asociados con los intereses aparezca un discurso culturalista.
Si consideramos que al menos algunos de los grupos excluidos, tanto de inmigrantes dentro de los países centrales como países enteros en el sistema mundial, utilizan también una retórica culturalista como justificación de la legitimidad de sus reclamos y de su acción política, nos enfrentamos a un dilema teórico y ético-político.
Desarrollos teóricos recientes de la antropología (Ortner[1]), permiten comprender que la cultura se encuentra en la base de las relaciones y los conflictos en un sentido diferente. Las relaciones y las disputas no son necesariamente entre dos culturas, sino que existe una cultura del vínculo. "Cultura" no sirve para identificar grupos más o menos diferentes, sino para comprender los patrones de interlocución entre esos grupos. Hay diferentes culturas del diálogo y de la guerra, del enfrentamiento y de las alianzas. Diferentes actores que participan de una disputa pueden insertar sus acciones en una lógica compartida y, en ese sentido, pueden pertenecer al menos parcialmente a mundos imaginativos similares.
En este sentido, cultura no sólo sirve para contrastar, sino también para intentar vislumbrar si hay algo compartido entre actores aparentemente tan disímiles, que afirman diferencias de identidad con sus contrincantes y que, como sucede en varias guerras contemporáneas, reclaman que un abismo cultural los separa de manera irreductible. Cultura no sólo incluye la dimensión donde es posible establecer aspectos similares y diferentes entre grupos, sino también la dimensión donde es posible analizar los modos en que esos grupos hablan y actúan sus diferencias reales o imaginadas.
Ante escenarios dominados por fundamentalismos culturalistas el concepto de "cultura" debe servir para desmontar el supuesto de que realmente se trata de identidades que representan culturas radicalmente distintas. Por supuesto que hay diferencias culturales. Pero: 1) esas diferencias no son naturales; 2) son parte de la diversidad humana; 3) si fueran estudiadas y comprendidas, quizás podríamos visualizar que son menos "abismales" de lo que parecen a primera vista; 4) son diferencias entre actores que pertenecen al mismo mundo, que se insertan dentro de lógicas relativamente compartidas.
Carnaval de Niza & Carnaval Andino
Estos desarrollos conceptuales permiten comprender
a la cultura como los modos específicos en que los actores se encuentran, pueden insertar sus
acciones en una lógica compartida y, en ese sentido, pueden pertenecer a mundos
imaginativos similares.
En el caso del Carnaval Andino es una fiesta profundamente ritual propiciatoria de la reproducción, tanto en el campo de la agricultura en la chacra, así como en la actividad de la crianza de sus animales en los corrales. Se desarrolla primero el rito de agradecimiento y propiciatorio para la reproducción que se llama el pago a la tierra, ya que la Pachamama (madre tierra) se halla en plena gestación, por lo tanto los runas (ser humano) tienen que ayudarla en esa su labor de gestación. El valor emocional que tiene para el comunero es muy grande: la tierra necesita cuidado, dedicación, cariño, buen trato. Paralelamente en Europa se realizaban las fiestas de CARNAVAL (que significa: exceso de placeres carnales; es el nombre que se le dio a las fiestas en honor al Dios Baco o Dionisos; dios del vino y la vegetación en Grecia, fiestas paganas, fiestas dionisíacas que se fueron extendiendo por el mundo). Los carnavales fueron traídos a América por los españoles, y por razones políticas, económicas y de poder religioso, se disfrazaron de carnaval todas las fiestas de la maduración del imperio incaico.
Pese a toda esta transculturación y
homogeneización, el respeto a la diversidad y a los valores tiene sentido. Hoy
este festejo es netamente popular y público, aunque esté comercializado. Tal
vez el caso del Carnaval francés de Niza nos de la pauta de la transformación
en “ todo un gran espectáculo”. En
Niza esta fiesta popular adquirió, desde finales del siglo XIX, un
renombre internacional por la audacia de sus elecciones y la originalidad de
sus animaciones. Todos los años, desde 1873, los artesanos carnavaleros
compiten por tres premios: carrozas, cabezudos y personajes aislados.
Artistas franceses como MOYA son los responsables este año también, no
solo de replicar el carnaval en second life, filmarlo y transmitirlo luego en
la realidad, sino también, de invitar a organizaciones de otros países, como el
Grupo Avatar de la PUCP a desfilar junto a él.
Bien por Moya Janus (aka Patrick Moya), bien por su lógica compartida de nuestros mundos
imaginativos similares!!!!!
Hasta pronto
Zet & Luz
El artista Patrick Moya y la Oficina de Turismo y del Congreso de Nice Côte d'Azur, colocaron seis paneles gigantes en la plaza Massena en Niza, así las personas de la "real life" (RL) podían observar al mismo tiempo como transcurría el Carnaval RL y también el Ciber Carnaval en Second Life (SL). Todo un espectáculo que atrajo muchos turistas del mundo entero y en donde la RL y SL se confundían.
[1] Sherry Ortner
(“Introduction”, Universidad de California, 1999)
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